INTERNACIONAL - EEUU ‘regala’ a China la batería más eficiente y potente del mundo
EEUU tiene la patente sobre un diseño de batería de vanadio más eficiente que las actuales, pero China se hizo con la tecnología consiguiendo la licencia e invirtiendo millones en su producción
En 2006, un grupo de investigadores estadounidenses empleó seis años y 15 millones de dólares de dinero público en desarrollar un nuevo diseño de batería de vanadio que era el doble de potente que otras con la misma tecnología. Además, podía almacenar tanta energía como hiciera falta y no se degradaba. Pero este diseño que prometía revolucionar el panorama energético de los EEUU no se está produciendo en el país norteamericano, su departamento de energía le otorgó la licencia a una empresa china que se está encargando de explotarla a miles de kilómetros de distancia.
Como cuenta el medio público estadounidense NPR, la idea de esta nueva batería de vanadio surgió en los sótanos del Pacific Northwest National Laboratory (PNNL), un laboratorio gubernamental situado al suroeste de Seattle. Un grupo compuesto por varias decenas de científicos trabajaba en una mezcla especial de ácido y electrolito que era capaz de almacenar grandes cantidades de energía sin degradarse.
Las baterías de flujo de redox de vanadio se inventaron hace décadas y fueron perfeccionadas hasta su forma actual en laboratorios en Australia y EEUU, fundamentalmente de la NASA. Este tipo de baterías de flujo aprovechan los iones de vanadio en distintos estados de oxidación para almacenar energía. Su diseño consta de dos contenedores de electrolitos de ácido sulfúrico a los lados, uno con carga negativa y otro con carga positiva. Estos contenedores están separados de una o varias células electroquímicas por una membrana de intercambio y lleva equipadas unas bombas que permiten el flujo de los electrolitos por las celdas.
La gran ventaja de este sistema es que no tiene límite en la capacidad de almacenamiento de energía, ya que se puede hacer tan grande como haga falta. Además, es segura, funciona en un amplio rango de temperaturas, no se degrada y puede permanecer descargada indefinidamente sin sufrir daños. Sin embargo, son baterías de gran tamaño y mucho peso que tienen una relación energía-volumen un tanto pobre. Además, el óxido de vanadio es relativamente tóxico.
La mezcla de ácido y electrolito descubierta por los científicos del PNNL hacía que su batería fuera el doble de potente que los diseños anteriores. Y los investigadores aseguraban que podía cargarse y descargarse sin problema durante 30 años.
Gary Yang, un investigador nacido en China y educado en EEUU que fue el científico principal del proyecto, quiso producir estas baterías a nivel comercial. El laboratorio y el gobierno de Estados Unidos siguen siendo los titulares de las patentes, así que en 2012, Yang solicitó al Departamento de Energía (DEO) una licencia para su fabricación y venta. Una vez concedida, Yang puso en marcha la empresa Unienergy Technologies, pero le fue imposible convencer a los inversores estadounidenses para arrancar la producción.
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