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INTERNACIONAL - Energía renovable del siglo XVIII que sale a la luz en Eugi

La décima campaña de excavaciones en la Fábrica de Armas de Eugi, liderada por el Concejo, incide en desenterrar e investigar el canal que tomaba agua del Arga y hacía funcionar toda la maquinaria de la zona de hornos y talleres

Abastecerse mediante energías limpias y 100% renovables es hoy una necesidad y una aspiración de no pocas instituciones, empresas o particulares. Un objetivo al que, además de plantearse como una forma de respetar el medio ambiente, muchas veces se viste con un aire de innovación y modernidad. Sin embargo, basta con echar la mirada atrás para comprobar cómo nuestros antepasados ya recurrían a energías no contaminantes para valerse en el día a día y seguir progresando. Y buena muestra de ello se puede encontrar en Eugi (Esteribar), sin ir más lejos. Allí, un grupo de arqueólogos y jóvenes del valle se afanan este verano para sacar a la luz e investigar a fondo el canal que, gracias al impulso del agua, hacía funcionar toda la maquinaria de la zona de hornos y talleres de la Real Fábrica de Municiones de Eugi, que surtió al Ejército de la Corona de 1766 a 1794.

“El canal que se construyó tenía una anchura de 80 cm, una longitud de 88 metros y una altura de 1 metro. Eso permitía coger agua del río Arga (que también atraviesa el recinto), canalizarla y obtener un caudal de 268 litros por segundo”, explica Paco Labé Valenzuela, uno de los dos arqueólogos que dirige la excavación en la Fábrica de Armas de Eugi. “Así, toda la maquinaria se impulsaba a través de norias que movía el agua, energía totalmente renovable”, añade. Por una parte, el canal permitía dar vida a los fuelles necesarios para alimentar de aire los hornos en los que se fundía el mineral de hierro quemando carbón. También a una fragua. Por otra, movía el llamado malacate, “un martillo pilón con el que se rompían las bombas defectuosas para volver a fundir ese hierro”. Asimismo, generaba movimiento en un tambor con el que “se pulían las bombas centrifugándolas”.

Entre julio y agosto, tras unas labores previas de limpieza de todo el conjunto patrimonial, la principal labor será excavar en la zona del canal posterior al edificio de los dos hornos de la Fábrica de Armas “para ver cómo estaba construido y comprobar si tiene las mismas características que el tramo recuperado el año pasado en la zona de talleres”. “Ya hemos bajado 1,2 metros de profundidad, y bajaremos hasta 2,5, hasta el fondo del canal”, avanza Labé. Todo el material, tierra y piedras, que se está extrayendo “es fruto del hundimiento de la fábrica (destruida por las tropas francesas en la Guerra de la Convención) y en parte también de unos trabajos de reforestación realizados en 1975, cuando se plantaron abetos”. El trabajo diario en la excavación es exigente pero atrayente. Así lo aseguran los jóvenes participantes este verano en la excavación. Son 9, todos del valle de Esteribar al que pertenece Eugi. “Es una experiencia muy buena”, valora Carlos Auñón Deiros, de 20 años y vecino de Zubiri. En su caso, la motivación es especial, dado que estudia la carrera de Arqueología en Jaén. “Estoy aprendiendo mucho a nivel práctico, como a usar por ejemplo el nivel de topografía”.

Su compañera Nahiara Lapeire Munárriz, vecina de Olloki de 17 años, futura periodista, también se muestra satisfecha. “Excavar es divertido, sobre todo cuando aparecen objetos especiales, como algún clavo”, indica. Valora de forma positiva “el buen ambiente del grupo” y cree que participar en esta investigación le ayuda a valorar más el patrimonio. “Conocía la Fábrica de Armas, pero ahora mucho más a fondo”.

UNA DÉCADA DE INVESTIGACIÓN La actual es la décima campaña de excavación impulsada por el Concejo de Eugi desde 2012 para rescatar y poner en valor los restos de esta infraestructura hasta entonces oculta, semienterrada o cubierta por la maleza en pleno puerto de Urkiaga. Hoy, la imagen que presenta el recinto es muy diferente, con muchos rincones ya a la vista, señalización e incluso un pequeño parking.

“Documentación en archivos sí hemos ido encontrando, también planos parciales, pero no uno del conjunto. Así que con la labor de estos años, además de sacar a la luz y consolidar, se ha podido investigar mucho. Se han descubierto y definido varias dependencias, como el edificio de hornos (Santiago y Santa Bárbara) o los talleres de municiones y de arena”, destaca Ana Carmen Sánchez Delgado, también arqueóloga del proyecto. Asimismo, “se han podido registrar gran parte de las estructuras del palacio (incluyendo el calabozo del sótano), el edificio del correo, los dos grandes almacenes para el carbón vegetal (carboneras de Santiago y de San Lorenzo) o el lugar donde almacenaban el mineral de hierro”.

“También se han identificado un gran taller de carpintería (se hacían cajas para moldes de bombas) y el taller de moldería (hoy bajo la carretera NA-138 que cruza al recinto), al igual que los dos puentes que daban acceso a la instalación (junto al Portal de Francia, al este, y al Portal de Pamplona, al oeste). Y, cómo no, el canal de agua con el que se movía toda la maquinaria”, repasa.

Cada verano desde 2012, con la única excepción de 2020, excavación e investigación han ido de la mano en la antigua Real Fábrica de Municiones de Eugi. “Tenemos mucho interés en rescatar la memoria de este espacio que fue muy importante”, expone Maite Errea Errea, representante del Concejo de Eugi. Esta pequeña entidad local (pueblo de 354 vecinos) se encarga de promover las campañas y buscar financiación. Unas labores que van dando sus frutos, si bien lamentan la falta de apoyo institucional del Gobierno de Navarra, al que reclaman redactar un Plan Director para este espacio que permita “definir hacia dónde seguir y dotar de fondos esas acciones”.

La Fábrica de Armas de Eugi fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por el Ejecutivo foral en 2016, con la categoría de monumento y zona arqueológica. “Costó mucho, lo estábamos pidiendo desde 2008, y esa protección atañe a 10.000 m2, incluyendo instalaciones y las minas del monte”, afirma Errea. Las campañas y diversas acciones se han ido sufragando con fondos de proyectos europeos transfronterizos (Yelmo y Kintoan Barna), pero especialmente gracias a un convenio de colaboración entre el Concejo de Eugi y la empresa Magna. “Este año invertiremos 45.000 euros. Se trabaja en julio y agosto, y se implica a jóvenes de la zona”, apunta.

“Desde el Concejo hacemos un esfuerzo soberano por sacar esto adelante, pero los recursos (técnicos y económicos) son limitados. La Sección de Arqueología del Gobierno colaboró 3 años, apoyando la consolidación de muros y colocando una cubierta metálica para proteger los hornos restaurados. Pero aquí hace falta mucha inversión, y que se implique asimismo la Sección de Patrimonio Arquitectónico, que dispone de más recursos”, reclama. “El futuro desarrollo de estas zonas se va a basar en el patrimonio natural y cultural, y vemos que no tenemos el mismo tratamiento que se da a otros recursos similares donde sí interviene el Gobierno”, censura Maite Errea.

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